Seguro que recuerdas tu primer beso. De hecho, muchas personas lo califican como una experiencia inolvidable. Existen investigaciones que afirman que un beso es mucho más que una fuente de placer inmenso. Los argumentos que la ciencia ha aportado para no dejar nunca de besarnos son, primero, besar es uno de los actos más placenteros para la persona. Esto ocurre porque los labios son una de las zonas del cuerpo con más neuronas sensoriales, por eso captan más sensaciones y generan más placer que otras zonas del cuerpo. Estas neuronas envían información al cerebro, el cuál libera un potente cóctel de hormonas y neurotransmisores: dopamina, adrenalina, noradrenalina, serotonina, testosterona. Estas sustancias están muy implicadas en el placer y el deseo. Así es que podíamos decir que, un buen beso puede generar adicción, ya que las reacciones que se producen son muy similares a las de una droga.
También, besar fortalece las relaciones de pareja. Además, es un método muy eficaz de comunicación. De hecho, un beso muestra mejor nuestros sentimientos que cualquier palabra o discurso. Pero no solo nos ayuda a comunicarnos con nuestra pareja sino que también lo hace con nuestros amigos, con nuestra familia y con nuestros conocidos.
Así es, besar mejora las relaciones, mejora la comunicación y aumenta la sensación de felicidad. Pero atención, porque besar adelgaza. Al hacerlo quemamos 2 o 3 calorías por minuto. Nos podemos alegrar porque ¿cuantas cosas placenteras adelgazan?
Los beneficios de un buen beso son relevantes, pero lo cierto es que cada vez lo hacemos menos y en todas nuestras relaciones, ya sean familiares, con nuestra pareja o con nuestros amigos. Estás de acuerdo con estás afirmaciones, ¿cada vez nos besamos menos?
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